Objetivos

Uno de los efectos de la globalización son los cambios socioeconómicos, políticos y culturales en las postrimerías del siglo XX que han modificado la trayectoria vital de los categorizados como jóvenes. Los afectados por su precaria situación económica constituyen formas de sociabilidad totalmente nuevas, para las que no encuentran prototipos en generaciones anteriores. En el mundo laboral, puesto que los cambios reconocidos como efecto de la globalización han transformado en todas partes la mano de obra, disminuyen sus posibilidades de empleo (Sennett 1995). Respecto de esta última dimensión, si bien ciertos procesos de homogeneización asociados a la globalización parecen producir similitudes supranacionales en las respuestas políticas, al mismo tiempo, el contenido específico de la categoría a partir de las realidades locales afianza diferencias en estas respuestas. Estas creaciones permiten establecer formas de relación similares en zonas muy distantes del planeta, afectadas por el flujo cultural global, incidiendo en la morfología y en la dinámica de los procesos políticos locales. Ante tal escenario glocal, este proyecto parte de las siguientes hipótesis de trabajo a explorar:

1) ¿Implican estas similitudes la emergencia de una agencia juvenil global? No cabe duda que tanto los jóvenes de los países europeos y latinoamericanos, así como de los países del Norte de África y de Oriente Medio, presentan marcos referenciales de índole cultural, social, política y económica a veces radicalmente diferentes. A pesar de ello, algunos procesos ligados a la globalización económica como la precarización laboral y las dificultades en la emancipación individual –entre otros- sugerirían la emergencia de una juventud ‘global’ y su consolidación como categoría de análisis científico. En este sentido, surge la segunda hipótesis a explorar…

2) ¿Debemos concluir que las formas de disidencia política sólo tienen significado local? Los sucesos del año 2011 en los países foco de investigación de este proyecto han presenciado la emergencia de las poblaciones juveniles como agentes políticos que han vehiculado, alentado y encauzado las protestas del resto de grupos etarios. Las formas que han adquirido tales protestas, articulando maneras aparentemente alejadas de la protesta política tradicional, permiten interrogarnos acerca de las repercusiones, en el sistema político y social de los respectivos países, de estas nuevas formas de hacer política surgidas desde la ciudadanía de a pié aparentemente apolitizada; nuevas formas de hacer política que parecen situarse más allá de los límites tradicionales del sistema democrático liberal parlamentario que han caracterizado a las democracias occidentales en el último medio siglo. Sin embargo, la aplicación de una perspectiva generacional en el estudio de tales movimientos (juveniles) de protesta social conduce a elaborar la tercera hipótesis.

3) ¿La anteposición a escala global de diferentes maneras de hacer política –la ‘nueva’ frente a la ‘vieja’- corresponde a una eclosión en las esferas públicas de los respectivos paises de un ‘choque generacional’, es decir, entre jóvenes y su generación ascendente? A ello cabría añadir la interrogación acerca de la hipotética existencia de una cierta intergeneracionalidad en los órganos asamblearios de los diferentes movimientos de protesta (juvenil). Si ello fuera corroborado, cabría valorar la posibilidad de una hipotética transformación del ‘malestar ciudadano’ en una fuerza política activa –cuyo rango no podría ser valorado a ciencia cierta como consecuencia de la falta de perspectiva histórica hasta el momento- pero que indicaría ciertos ‘movimientos de fondo’ en la articulación política de la ciudadanía en relación a nuevas formas de contestación al orden social y político establecido.

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